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Aplicar la regla de las tres erres es una forma muy sencilla de proteger el medio ambiente. Basta con reducir el consumo de algunos productos, reutilizar los que compres y separar desperdicios para facilitar su reciclaje.
Reducir:Evitar el consumo de determinados artículos es la mejor forma de reducir residuos. Por regla general, a la hora de escoger un producto, elige aquel que tenga menos embalaje. Es aconsejable comprar a granel y prescindir de alimentos presentados en bandejitas de corcho blanco y envueltos en plástico transparente: se tiran a los pocos minutos de comprarlos y su destrucción resulta altamente contaminante.
Reutilizar:
Intenta sacar el máximo partido a algunos productos: utiliza el papel de escritorio por las dos caras, reutiliza las bolsas de plástico, cajas y embalajes de cartón; muchas veces los límites del reciclaje están en tu propia imaginación. Con un poco de ingenio, puedes dar una nueva utilidad a materiales no orgánicos que normalmente tiras a la basura, como botellas, cajas o latas.
Reciclar:
Prácticamente el 90% de la basura doméstica es reciclable; por eso es importante separarla -las firmas de muebles de cocina te ofrecen módulos especiales de reciclado que apenas ocupan espacio- y depositarla en los contenedores adecuados.